Por Washington Cabello
No hay dudas que es muy preocupante el hecho de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos suspendiera su asistencia financiera a las autoridades electorales de Haití en momentos en que planean volver a efectuar unos comicios presidenciales que, de acuerdo con una comisión especial, fueron empañados por un fraude generalizado.
La República Dominicana sería uno de los principales afectados de la desestabilización de ese país, que no sale de un problema serio, que cuando no es da salud, es de alimentación, o institucional, como lo es actualmente la elección de un mandatario, los cuales afectan sensiblemente a sus vecinos.
El portavoz, John Kirby, lo informó en Washington, y dijo que la decisión de dejar de financiar el ciclo electoral de Haití que comenzó en 2015 no «es un indicio de una reducción en el apoyo de Estados Unidos hacia el pueblo o el desarrollo de Haití».
Dijo que la decisión se debe a un «[simple asunto de manejo del presupuesto]» por parte de Estados Unidos, el país que más dona a Haití. Indicó que Washington no tiene planeado gastar más dinero de los contribuyentes en otras dos rondas de votación en el país más pobre del hemisferio, pero «mantendrá la asistencia en otras áreas prioritarias cruciales».
«Creemos que es lo correcto para el pueblo de Haití a largo plazo», afirmó Kirby.
El año pasado, los contribuyentes estadounidenses aportaron 33 millones de dólares para un ciclo electoral haitiano de tres rondas en el que se elegiría a un presidente, miembros del Parlamento y numerosos funcionarios más. Pero la segunda vuelta fue cancelada repetidas veces en medio de protestas violentas y profundas sospechas del público de que se cometió un fraude.